Un día Yoha regresaba a su jaima montado en su burro, el cual cargaba una gran cantidad de leña.
De repente, entre nubes de arena, vio a un hombre montado encima de un artefacto muy ruidoso que se acercaba velozmente hacia él.
Aquel hombre venía de la ciudad, y Yoha, que era beduino, desconfiaba de él.
El hombre de la ciudad se quedó muy sorprendido ante la enorme carga que podía soportar el burro de Yoha, y pensó que sería bueno intercambiar su moto por el animal. Sin embargo, el hombre ignoraba que el burro era mucho más lento que su vehículo.
Yoha, convencido por los argumentos que le dio el hombre de la ciudad, aceptó sin dudar, pensando que aquel “asno metálico”podría llevar la carga sin mucho sufrimiento.
Ambos emprendieron su camino, y cuando se separaron Yoha fue incapaz de poner en marcha la motocicleta. Pensaba que no arrancaba porque tenía hambre así que lleno el depósito con hierbas y le dio con el bastón repetidamente, pero no resultó.
Llorando su mala suerte, abandonó el aparato creyendo que estaba muerto.
En la otra parte de la colina, el hombre de la ciudad, extrañado ante la lentitud del burro y sus repetidas paradas, pensó que lo que necesitaba era carburante, y le obligó a beber una gran cantidad de gasolina, causándole la muerte.
En definitiva, la estupidez de los dos fue muy clara sin importar su origen.
Contado por Latifa Boa
Cuentos del mundo 2. Junta de Andalucía
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.