lunes, 5 de abril de 2010

Cuentos del mundo 3

Te aconsejamos que para leer este cuento, tengas preparado el diccionario:

El bufeo colorado
. Cuento peruano

En un poblado del Bajo Ucatakum, en una mañana nublada un grupo de jovencitas bajaba con sus bandejas a lavar la ropa sucia. Al pasar las horas todas terminaron menos una de ellas, Rosita, que se quedó más tiempo porque le faltaba terminar la faena. 

Cuando se quedó sola y todo su alrededor estaba en completo silencio, se formó de pronto un remolino entre las aguas del Río Ucayali, de donde surgió la cabeza de un bufeo colorado. Rosita se quedó petrificada sin poder articular palabra o movimiento alguno, situación que el bufeo aprovechó para hipnotizarla y encantarla para raptarla sumergiéndola entre las aguas del caudaloso río.

Al percatarse sus padres de la demora de Rosita, fueron al río a buscarla donde sólo encontraron su bandeja y las ropas.

La población organizó la búsqueda aguas abajo suponiendo que se había ahogado, pero todo fue inútil.

Un día en el que festejaba el aniversario del pueblo, apareció Rosita con un acompañante, que era el bufeo colorado convertido en un apuesto joven. En sus pies resplandecían sus carachamas (zapatos de charol) bien cuidadas y llevaba ropa nueva y un sombrero de vaquero puesto.

Todos se miraban sorprendidos, no tenían palabras, era como si alguien hubiera venido del más allá, nadie decía nada. Es más, se fueron presentando como marido y mujer:

- Hola tía, aquí estoy - decía la chica, como si nada hubiera ocurrido.

Sus familiares no salían de la impresión ya que la daban por desaparecida. Pero algunas muchachas estaban ya suspirando por el apuesto joven que decía ser el marido. Sin embargo, a algunos hombres no les gustaba su presencia.

La familia de la muchacha quería saber lo que le había pasado, la fiesta quedaba en segundo plano para ellos, mientras no se aclarase el misterio.

Sin embargo, las más inquietas eran las muchachas que querían saber dónde había conocido al atractivo hombre que estaba con ellas, pero la joven no daba respuesta a esas preguntas y sólo esbozaba una sonrisa.

Pero la fiesta siguió y se fue animando llegando la medianoche cuando la mayoría entró en calor después de haber bebido el fuerte anisado.

En una esquina, un grupo de jóvenes discutía la presencia de la pareja:

“Oye, a ese sacha gringo le noto medio raro, ¿no te das cuenta?” - “No tiene nada de raro, estás viendo doble, vete a dormir ya” - le contestó su amigo.

“No es eso. Escúchame, cuando le di la mano lo he sentido demasiado frío.” - dijo el más afanado por descubrir el misterio.

Como ya se acercaba la media noche, los dos inesperados visitantes comenzaron a despedirse.

- Oye compadre, estás viendo lo que yo veo, como es la media noche ya se van, les dije que algo raro hay en esto.

Entonces, con el pretexto de despedirle le invitaron a tomar un preparado en el patio. aprovechando que nadie les veia, lo agarraron, y entre todos le amarraron a un huingo.

Al ratito, la muchacha comenzó a inquietarse y preguntaba a todos si habían visto a su marido. Todos le decían que estaba con unos vecinos en el patio. Eso la traquilizó.

Pasada la media noche, los jovenes habian desvelado el misterio. Amarrado en el huingo estaba un tremendo bufeo colorado, y junto a él, dos carachamas con vida se movían extrañando su liquido elemento.

La mujer al enterarse se acerco al animal desencantado y al verlo inerte en el suelo se volvió loca y comenzó a suplicarle que volvíera a la vida. Al no lograrlo despójose de todas sus prendas, y maldiciendo a todos, se encamino hacia el agua, sin importarle los ruegos de sus familiares para que se quedara.


Fuente: Cuentos del mundo 2, Junta de Andalucía

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